Cada sesión de fotos es una historia que merece ser contada, y la de Kerman no fue la excepción. Desde el primer momento, su energía y curiosidad llenaron el estudio, haciendo que cada toma reflejara su esencia de forma natural y espontánea.
Acompañado de su inseparable compañero de cuatro patas, un husky de mirada penetrante, Kerman disfrutó de una sesión llena de momentos auténticos. La conexión entre ellos es increíble, y quedó plasmada en cada imagen, resaltando no solo su amistad, sino también la ternura y complicidad que comparten.
Optamos por un fondo neutro que permitiera destacar las expresiones y la naturalidad del momento. La luz suave ayudó a crear una atmósfera cálida, ideal para reflejar la personalidad de Kerman en cada fotografía. Desde risas espontáneas hasta miradas llenas de complicidad con su fiel amigo, cada instantánea cuenta una historia única.
Lo más bonito de esta sesión fue la espontaneidad. No había poses forzadas ni artificios, solo la naturalidad de un niño disfrutando del momento con su mejor amigo. Y eso es precisamente lo que más me gusta de mi trabajo: capturar la esencia de cada persona, de cada familia, y convertirla en recuerdos inolvidables.
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